Interview with poet Concepción Sámano Patiño

Interview with poet Concepción Sámano Patiño by OPA board member Erain Diaz-Horna.

(English translation follows)

En Español:

Concepción Sámano Patiño, nació en Jaral del Progreso, Guanajuato, México en 1971.

Estudió la licenciatura en Filosofía en la Universidad de Guanajuato. Fue becaria del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes en el área de narrativa (1999-2000) y poesía (2002). Ha asistido a diversos cursos, talleres (con Guillermo Samperio, entre otros) y seminarios de literatura y artes plásticas y fungido como promotora cultural publicando en diversos periódicos y revistas (Correo, Alforja, Tierra Adentro, y Ventana Interior). Participó encuentros nacionales e internacionales y coordinado diversos talleres de lecto escritura. Ha publicado los poemarios Los días de luz amarilla (Ediciones Del Manantial, 2002), Melussina o del perenne aroma de claveles y La oscuridad del origen (auspiciados por la Casa de la

Cultura y el Colegio de Arquitectos de Guanajuato, 2009), y El cuerpo que me lleva (Ediciones La Rana, Gobierno del Estado de Guanajuato, 2013). Actualmente radica en Salem, Oregon, desde 2015.

1.- ¿Cómo definiría a su poesía? ¿Su poesía es el fruto de la inspiración o del trabajo?

Es complicado elaborar una definición de algo tan íntimo. Podría decir que creo que es más bien la poesía la que lo define a uno. En mi caso, antes de la poesía yo era un ser informe, disperso, extraviado. La poesía fue el inicio de encontrarme a mí misma, me movió a un lugar situado más allá de la filosofía que estudié en la escuela, fue la inquietud poética la que me llevó por caminos que rebasan los límites convencionales del mundo y la instrumental razón. De tal forma, puedo decir que mi poesía, en un inicio, ha sido producto de la duda, de la necesidad de entendimiento y comprensión, más que de la inspiración o el trabajo, pero que no deja de implicar esos otros dos “momentos”, como lo son la inspiración y el trabajo, ya que la primera libera al espíritu de los atavismos que vuelven rígida y estructural a la realidad y sin esa liberación no se puede acceder a los mundos oníricos, fantásticos (que no fantasiosos, aunque también), surrealistas, conmovedores, épicos, místicos, mágicos, etc., etc., a los que accede la poesía; pero, al final, el lenguaje nos pedirá darle estructura y forma a las ideas, así que hay mucho que trabajar cuando se llega el momento de compartirlas por escrito, de tal forma que, al final, no solo la inspiración y el trabajo dan lugar a le poesía, sino que una serie de otras habilidades y facultades (como la imaginación, por ejemplo) intervienen a la hora de escribir.

2.- ¿Podría usted contarnos un poco de su vida y actividad literaria?

Yo nací en un pueblo pequeño y fui la única mujer de mi pequeña familia disfuncional, así que siempre me sentí muy sola. Ahí me encontré a la poesía: en los atardeceres, en el viento, en el intenso sol que cobija el valle donde nací, en la fertilidad de la tierra volcánica, entre los manantiales y los árboles grandes… mi madre me enseñó a apreciar muchas cosas simples y su encanto me tocó el alma. Supongo que fue así como me encontré con la poesía, de tal suerte que la vida y la actividad literaria se fueron gestando al mismo tiempo, en latencia, hasta que llegó el momento de las primeras lecturas en la secundaria, el descubrimiento de la filosofía y la política en la prepa (tiempo en el que también descubrí que entrenar y jugar básquet bol puede templar el carácter).

Luego me fui a la universidad, a vivir en una ciudad que me dejó maravillada -como solo puede maravillarse un niño- cuando la visité por primera vez a los 8 años acompañando a mi madre en una marcha popular de aquellas que organizaban algunos partidos políticos por aquellos años (finales de los 70´s). Ahí aprendí a vivir por mi cuenta, a convertirme en adulto, a nutrir mis inquietudes intelectuales y a forjar mis vínculos con la vida y la poesía. Fue ahí donde asistí a los primeros talleres y tuve la fortuna de envolverme ese misticismo que envuelve a los sitios y personajes desconocidos que suelen marcar la vida del novato.

Años después publiqué Los días de luz amarilla (Ediciones del Manantial, 2001), una plaqueta que me inauguró como poeta. Luego vinieron dos poemarios que escribí mientras fui becaria del Fondo para la Cultura y las Artes de mi estado (Guanajuato, 2003): La oscuridad del origen y Melusina o del perenne aroma de claveles, que se imprimieron juntos en 2009, gracias al apoyo del Colegio de Arquitectos Guanajuatenses y la Dirección Municipal de Cultura (que prologó Guillermo Samperio y que fue un libro que me procuró muchas vivencias).

En 2013, Ediciones la Rana (del gobierno del Estado de Guanajuato) publicó El cuerpo que me lleva, y luego, en 2020 la misma editorial publicaría El invierno en la ventana, que también lleva el sello del Instituto de Cultura Oregoniana. He participado en algunos encuentros nacionales e internacionales de poesía, publicado en algunas revistas de diverso alcance, trabajado en diversas áreas de la cultura, formado parte de proyectos culturales independientes y ahora que vivo en los Estados Unidos (desde 2015), me he convertido en madre, me certifiqué como Mentora en Recuperación de Adicciones y Salud Mental, y he ganado un par de concursos (con el ICO* y con OPA*). También participo con el Salem Poetry Project y con algunos otros compañeros poetas que realizan actividades literarias, y que han tenido la generosidad de incluirme. Además, actualmente coordino un taller de escritura creativa para mujeres migrantes llamado Migranta, justamente, y que es auspiciado por el Instituto de Cultura de Guanajuato, con apoyo de la Organización Mano a Mano y el Seymour Center. Además tengo un programa radiofónico como voluntaria en la estación comunitaria Radio Poder, entre otras cosas. Estoy muy atareada últimamente con la cultura después de varios años alejada de todo eso, debido a varias razones.

3.- ¿Podrías contarnos sobre tu primer contacto con la poesía? ¿Tus poetas de cabecera?

Después de aquellos primeros encuentros con el silencio interno que se descubre cuando se vive una infancia solitaria -de la que hablo en la pregunta anterior-, descubrí los versos de Rubén Darío y los modernistas en los textos de la clase de Español y me enganché. Por ese entonces, uno de mis maestros me prestó un libro que sería mi primera lectura “seria”: El laberinto de la soledad, de Octavio Paz, que me marcaría en forma indeleble permitiéndome descubrir que al mundo se le puede ver de formas profundas e ilimitadas, inesperadas. Ya luego más bien me fui encontrando con el marxismo y las canciones de trova latinoamericana (¿a qué poeta que se precie no le pegan -al menos algunos- los versos de Silvio o Facundo Cabral?) y ya en la universidad se vino la marejada de lecturas de todo tipo, desde la poesía, pasando por las novelas de Yourcenar y Durás, y los cuentos de Italo Calvino hasta los sesudos escritos de Kant y la Escuela de Frankfurt.

Como poetas de cabecera nunca he tenido a nadie, no soy de ese tipo de lectores. Es más, creo que recuerdo haber sido más impactada por algunas de las novelas que he leído que por poetas. Sin embargo, sí que ha habido algunos de quienes me siento más cerca: durante mis épocas de estudiante el primer poeta que me impresionó fue césar Vallejo aunque me encantaba leer a los poetas románticos (Novalis) y a los malditos (Rimbaud, Baudelaire, Lautreamont); luego descubrí a Neruda, que compensó un poco tanta densidad. Y ya después fueron aparecieron Kavafis y Giorgos Seferis, Pessoa, Elliot… entre tantos. Fue entonces, alrededor de los veinte años, que empecé a asistir a los talleres de la Universidad y algunos otros, y a escribir mis primeros poemas “serios” (los de la secundaria no cuentan), aunque no publicaría sino hasta 10 años más tarde.

4.- ¿Qué estímulo es más importante para la creación literaria, la experiencia cultural o la cotidiana? ¿Por qué escribes poesía?, y ¿para qué o quién?

No creo que haya necesariamente una separación de ámbitos. En un momento dado los caminos se entrecruzan y lo cotidiano se vuelve cultural y lo cultural se torna cotidiano. Yo creo que al poeta lo hace más la inclinación por indagar el origen de las cosas, la esencia del mundo y la creación, que el volumen de las lecturas. No digo, de ninguna manera, que estas no tengan su peso esencial en la formación, pero, al final de cuentas, el lenguaje y la lectura se convierten en un instrumento del espíritu para manifestarse y expresar su existencia, la esencia de esa existencia. Un ánimo, un entendimiento que no se transforma con los libros que lee (aunque sean pocos) no ha encontrado el sentido de la vida y del conocimiento.  Hay que indagar en uno mismo, construir una relación con el mundo y atreverse a pensar de forma diferente, y a vivir en consecuencia para que la poesía cobre fuerza y tenga sentido escribir a pesar de la fugacidad y la ambigüedad de las cosas.

5.- En uno de tus poemas escribes: he perdido / mis versos / en la hondura de un mar de sueños… ¿Podrías explayarte un poquitín sobre esos versos?

Creo tener una tendencia muy intimista, muy existencialista en mis poemas, así que en mis épocas de efervescencia suele correrme un río de versos y muchos de ellos se me pierden en sueños o en noches de insomnio en las que, por razones diversas, no puedo levantarme a escribir. La noche suele ser muy propicia para estos menesteres de la poesía, es cuando las musas dejan sus cúspides etéreas y se acercan, cuando los númenes susurran sus dramas y muchas de esas voces se han quedado en delirios, sueños vertiginosos, palabras sin sentido, así que son eso: versos perdidos en la marea de la noche, aunque también en el bullicio de la cotidianidad laboral, los formalismos, los otros deberes… no siempre se puede escribir todo lo que se piensa, se siente o se desea. No olvidar que la vida es un sueño y que alguien más nos sueña, así que los versos no escapan a la fugaz corriente de las cosas, y se pierde la mirada, se pierden palabras, pensamientos, ideas, todo se va yendo.

6.- ¿Qué estás leyendo en estos días?

Estoy releyendo a Pessoa, leo La ideología, de Villoro; Recopilación de Cuentos tradicionales Italianos, de Calvino y Mujeres que corres con los lobos, de Patricia Pinkola Estés y El ingenio y el hambre. Acabo de descubrir a la inglesa Kathleen Raine, con quien he sentido una conexión muy fuerte y una gran inclinación por su poesía, así que creo que será la primera poeta que trate de leer en inglés, realmente me siento muy en “mi ambiente” en su poesía.

7.- Un libro que te gustaría recomendar…Un consejo para escribir…

Un libro que creo que es sumamente valioso es Momo de Michael Ende. Es un libro cargado de simbolismos y metáforas del conocimiento trascendental, y la esencia de las cosas, de la naturaleza de la realidad. Es una lectura mágica -en el más amplio sentido del término- para quien sepa abrir el corazón y el entendimiento, y no pretenda encasillarla en la etiqueta de lo fantástico y la ficción. Implica un mensaje tremendamente cifrado que puede llegar a transformar la visión del lector que sea capaz de remontar la superficialidad las palabras, la trivialidad de los significados convencionales.

Y otro: Opus Nigrum, sobre todo para aquellas mujeres que quieran volver a enamorarse o a vivir a la zaga de Zenón, para gozar la contemplación de un espíritu indomable y ávido de conocimiento.

Sobre un consejo para escribir… bueno, en todo caso puedo compartir lo que me resulta a mí: conectar con sigo mismo, hacer propia la máxima socrática del “conócete a ti mismo”, aventurarse en pos de la propia voz, conectar con lo esencial, lo primigenio y eterno que nos puebla a todos, pero que pocos se  dan oportunidad de escuchar. Atreverse a pensar de muchas formas, locas, desconocidas, dislocadas, extravagantes, inconcebibles, iconoclastas. Desconectarse de los convencionalismos, dar lugar siempre a las ideas nuevas, correr del dogmatismo, visitar los parajes remotos del alma, ajenos al ruido de la mente. Ahí está la comprensión de la poesía que se lee y las palabras de la poesía que se escriben.

In English:

Concepción Sámano Patiño, was born in Jaral del Progreso, Guanajuato, Mexico in

1971. She obtained a degree in philosophy at the University of Guanajuato. She was a fellow

of the State Fund for Culture and the Arts in the area of ​​narrative (1999-2000) and

poetry (2002). She has attended various courses, workshops (with Guillermo Samperio,

among others) and seminars on literature and plastic arts and served as a cultural

promoter publishing in various newspapers and magazines (Correo, Saddlebag, Tierra

Adentro, and Inside Window). She has participated in national and international

meetings and coordinated various reading literacy workshops. She has published the

following books of poems The Days of Yellow Light (Ediciones Del Manantial, 2002),

Melussina or the perennial aroma of carnations and The Darkness of Origin

(sponsored by the House of Culture and the College of Architects of Guanajuato, 2009),

and body that takes me (Ediciones La Rana, Government of the State of Guanajuato,

2013). She is currently living in Salem, Oregon.

1.- How would you define your poetry? Is your poetry the fruit of inspiration or work?

It is difficult to elaborate about something so intimate. I can say that I think it is rather poetry that defines one. In my case, before poetry I was an unformed being, scattered, lost. Poetry was the beginning of finding myself. It moved me to a place beyond the philosophy I studied at school; it was poetic restlessness that led me down paths that go beyond the conventional limits of the world and practical reason. In this way, I can say that my poetry, at the beginning, has been the product of doubt, of the need to understand, to comprehend, more than of inspiration or work, but that does not fail to imply those other two “moments,” inspiration and work, since the former frees the spirit from the atavisms that make reality rigid and structural. Without that liberation one cannot access the worlds of dream and fantasy (not the fanciful, but that too), surreal, moving, epic, mystical, magical, etc., etc., which poetry accesses. But, in the end, language will ask us to give structure and form to ideas. So there is a lot to work on when the moment to share them in writing arrives. In the end, not only inspiration and work give rise to poetry, but a series of other abilities and faculties, such as the imagination, for example, are operational when it’s time to write.

2.- Could you tell us a little about your life and literary activity?

I was born in a small town and was the only woman in my small dysfunctional family, so I always felt very lonely. There I found poetry: in the sunsets, in the wind, in the intense sun that fills the valley where I was born, in the fertility of the volcanic land. Among the springs and the big trees, my mother taught me to appreciate many simple things and their charm touched my soul. I suppose that’s how I found poetry, in such a way that life and literary activity were gestating within me at the same time, latent until the moment of my first readings in middle school, my discovery of philosophy and politics in high school (at the same time as l was discovering that training and playing basketball can temper your character).

Then I went to university, to live in a city that left me amazed as only a child can be amazed when, at eight years old, she visits it the first time. I had accompanied my mother in one of those popular marches organized by some political parties in those years (the 70s). There I learned to live on my own, to become an adult, to nurture my intellectual concerns and to forge my links with life and poetry. It was there that I attended the first workshops and I was fortunate to get involved with that mysticism that surrounds unknown places and characters that usually mark the life of the novice.

Years later I published Los días de luz amarilla /The Days of Yellow Light (Ediciones del Manantial, 2001), my shingle of inauguration as a poet. Then cametwo collections of poems that I wrote  in 2003 with the help of a scholarship from the Fund for Culture and the Arts of my state, Guanajuato: La oscuridad del origen /The Darkness of Origins (Guanajuato, 2003) and Melusina o del perenne aroma de claveles /Melusina or The Perennial Aroma of Carnations, both books published together in 2009, thanks to the support of the College of Guanajuato Architects and the Municipal Directorate of Culture (prologue by Guillermo Samperio).

In 2013, Ediciones la Rana (for the government of the State of Guanajuato) published El cuerpo que me lleva/The Body that Carries Me. Then, in 2020, the same publisher would publish El invierno en la ventana/The Winter in the Window, which also bears the seal of the Instituto de Cultura Oregoniana (ICO). I have participated in some national and international poetry conferences, published in some magazines of diverse scope, and been part of independent cultural projects. Living in the United States since 2015, I have become a mother, been certified as a mental health and addiction recovery mentor, and won a couple of contests with the ICO and the Oregon Poetry Association. I am also involved with the Salem Poetry Project and work with a few other poets who have generously included me in literary activities. In addition, I currently coordinate a creative writing workshop for migrant women called Migranta, appropriately, which is sponsored by the Guanajuato Institute of Culture, and supported by the Mano a Mano Organization and the Seymour Center. I also host a program at Radio Poder, a community radio station. Lately I’ve been very busy with a number of cultural projects after several years away from all that for a variety of reasons.

 
3.- Could you tell us about your first contact with poetry? Your “pillow” poets?
After those first encounters with my inner silence discovered when living a lonely childhood, I found the poetry of Rubén Darío and the modernists in my Spanish class, I was hooked! At that time, one of my teachers lent me a book that would be my first "serious" reading: The Labyrinth of Solitude, by Octavio Paz, which really had an impact on me. It allowed me to discover that the world can be seen in profound, limitless, and unexpected ways. Later, I came across the works of Marx and the poetry of the Latin American troubadors (who would not like the verses of Silvio Rodríguez or Facundo Cabral?). While in university, I encountered a tidal wave of readings including poetry, the works of Yourcenar and Durás, the stories of Italo Calvino and the brainy writings of Kant and the Frankfurt School.
 
As “pillow” poets I have never preferred anyone. I am not that type of reader. What's more, I think I remember being more impacted by some of the novels I've read than by poets. However, there have been some to whom I feel closer. During my student days the first poet who impressed me was César Vallejo, and I also loved reading the romantic poets (Novalis) and the cursed ones (Rimbaud, Baudelaire, Lautreamont). Then I discovered Neruda, who somewhat compensated for such readings full of gravity. And then I discovered Cavafis and Giorgos Seferis, Pessoa, Elliot... among many others. It was then, around the age of twenty, that I began to attend poetry workshops at the University and other places, and then I wrote my first "serious" poems (those from high school do not count), although I would not publish until 10 years later.
 
4.- What stimulus is more important for literary creation, cultural or everyday experience? Why do you write poetry? And for what or whom?
I don't think there is necessarily a separation of these domains. At a given moment the paths do intersect and the everyday becomes cultural and the cultural becomes the daily. I believe that the poet is more inclined to investigate the origin of things, the essence of the world and creation, than the volume of readings. In the end, language and reading become an instrument of the spirit to manifest itself and express its existence, the essence of that existence. A spirit, an understanding that is not transformed by the books one reads (even if they are few) has not found the meaning of life and knowledge. You must investigate yourself, build a relationship with the world and dare to think differently and live accordingly so that poetry gains strength and it makes sense to write despite the transience and ambiguity of things.
5.- In one of your poems you write, “I have lost / my verses / in the depths of a sea of​dreams…” Could you elaborate a bit on those verses?
 
I think I tend to be very intimate and existential in my poems, so in my times of effervescence, a river of verses tends to run through me and many of them get lost in my dreams or in sleepless nights in which, for various reasons, I cannot get up to write. The night is usually very propitious for writing poetry. It is when the muses leave their ethereal cusps and approach you, when the deities whisper their dramas and many of those voices remain as delusions, vertiginous dreams, meaningless words, as well verses lost in the tide of the night, but also in the hustle and bustle of everyday work, formalities, other duties. You can't always write everything you think, feel, or want. Do not forget that life is a dream and that someone else dreams of us, so the verses do not escape the fleeting flow of things, and the sight is lost, words, thoughts, ideas are lost, everything is moving away.
 
6.- What are you reading these days?
I'm rereading Pessoa. I'm reading The Ideology by Villoro;Compilation of Traditional Italian Tales by Calvino and Women Who Run With the Wolves by Patricia Pinkola Estés, and Ingenuity and Hunger.I have just discovered the English writer Kathleen Raine, whom I like and with whom I have felt a very strong connection. I think she will be the first poet that I’ll try to read in English as I really feel very comfortable with her poetry.
7.- A book that you would like to recommend…A tip for writing…
One book that I think is extremely valuable is Momo by Michael Ende. It is a book loaded with symbolism and metaphors of transcendental knowledge, and the essence of things, and of the nature of reality. It is a magical reading--in the broadest sense of the term--for those who know how to open their hearts and understanding and do not try to pigeonhole it into the label of the fantastic and fiction. It implies a tremendously encrypted message that can transform the vision of the reader who can overcome the superficiality of words, the triviality of conventional meanings.
 
Another book is: Opus Nigrum, which is good especially for those women who want to fall in love again or live under the protection of Zenon, to enjoy the contemplation of an indomitable spirit and have an eagerness for knowledge.
 
About a piece of advice for writing... What I find important as a writer: connecting with oneself, making the Socratic maxim of "know yourself" one's own, venturing after one's own voice, connecting the primal and eternal that populates us all, and giving oneself the opportunity to listen, too. Daring to think in many outrageous, unknown, dislocated, extravagant, inconceivable, and iconoclastic ways. Disconnect from conventions, always give rise to new ideas, flee from dogmatism, visit the remote places of the soul, and behave oblivious to the noise of the mind. There dwells the understanding of the words of poetry one reads and writes.
 
 

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